Un día como cualquiera me desperté, solamente que en esa ocasión fui a mis prácticas profesionales por primera vez.
Ha pasado un mes desde que comencé a cursar octavo semestre y ya estoy a menos de unos meses por terminar mis estudios universitarios en Comunicación. Siempre en los últimos 3 semestres de cualquier carrera nos piden a todos realizar prácticas en alguna empresa de nuestro interés. En mi caso, yo escogí la empresa Mav Multimedia, en Cancún, pero lo que no esperaba era que experimentaría un gran cambio desde el primer día de prácticas. Aunque mis estudios actuales no tienen mucho que ver con cosas técnicas o de informática, tengo un interés manifiesto por las computadoras, programas, herramientas de uso cotidiano, entre otras cosas. Yo soy un usuario activo de Windows ya que siempre crecí con computadoras con dicho sistema operativo (desde la secundaria hasta hoy en día), aunque de manera general no suelo apartarme de él porque lo domino en su mayoría. Y bien, el gran cambio que mencioné antes tiene que ver con conocer y adoptar un nuevo “estilo de vida computacional”, y no me refiero a utilizar la versión más actualizada de Windows, sino abandonar este sistema operativo y comenzar a usar otro totalmente distinto: Linux, específicamente Ubuntu Studio.
Ya les había hablado en artículos anteriores sobre esta distribución, los servicios que ofrece, unas cuantas ventajas de Linux y algunas cosas que podemos hacer con ella, por lo que no es tan indispensable retomar este tema a profundidad, sino contar experiencias personales.
Para mi fue un paso complicado el hecho de abandonar Windows porque yo ya estaba tan acostumbrado a utilizarlo. Cuando conocí y usé Linux por primera vez, me di cuenta que muchas cosas son distintas, por ejemplo, la apariencia del sistema operativo en general (íconos, colores, posiciones, etc.), elementos que Linux tiene y Windows no (yo solía utilizar mucho la versión XP), algunas tareas o procedimientos, e incluso el tipo de programas que tiene, ya que Linux es una distribución en su mayoría compuesta de software libre y gratuito.
Por lo que he experimentado, Linux (no me refiero solamente a Ubuntu Studio, sino a toda la familia de distros Linux) tiene una apariencia simple, pero concreta, así como íconos sencillos que representan herramientas y programas de la distribución. Además, la posición de ellos cambia un poco: a diferencia de Windows y de manera predeterminada, la barra de tareas y de estado en Linux se muestra de color negro en la parte superior del escritorio. En estas barras podemos ver la fecha y hora, los íconos de sonido, carga de la batería o corriente alterna, conexión a redes inalámbricas, las ventanas de programas que están siendo usadas, e incluso, un menú de inicio. En ese menú de inicio, todos los programas, herramientas y demás funcionalidades del sistema están organizados por categorías como “audio production”, “graphic design”, “photography”, “publishing”, “accesorios”, “internet”, “juegos”, “oficina”, “sistema”, entre muchos otros.
En cuanto a aquellos elementos que Linux tiene y Windows no, me di cuenta que en Linux existe un “dock”, es decir, un panel o barra con accesos directos correspondientes a programas comúnmente utilizados por el usuario, el cual se ubica en la parte inferior del escritorio y que de manera predeterminada aparece sólo cuando el puntero se coloca cerca de su ubicación. Conforme pasaba el tiempo y experimentaba la configuración de mi Linux, me di cuenta que puedo modificar el “dock” a mi gusto, como por ejemplo, el color del panel, el tamaño, la posición, incluso si deseo mantenerlo siempre visible, entre otras cosas.
De manera general, percibo a Linux menos avanzado que Windows, probablemente por la apariencia que tiene y porque son fundaciones en su mayoría quienes crean las distintas distribuciones de Linux. A pesar de eso, me di cuenta que Linux tiene unas ventajas significativas ante Windows: la rapidez y la inaceptibilidad de virus informáticos en la computadora.
Cuando trabajaba con Windows XP (cabe mencionar que utilizaba una minilaptop que ha durado por más de 3 años), mi computadora solía atorarse demasiado hasta el punto de que ya no podía trabajar a gusto con los distintos programas que suelo utilizar, incluso mi computadora trabajaba muy lento desde que la encendía, ya que se tardaba eternidades en cargar el sistema operativo en general, el usuario y contraseña, el escritorio de Windows, etc. Para variar, justo cuando hacía tareas de suma importancia, mi computadora se “congelaba”, es decir, ya no reaccionaba ni de broma, y todo lo que había hecho anteriormente lo perdía al instante, por lo que había que empezar todo de nuevo. En cambio, cuando utilicé Linux por primera vez (específicamente Ubuntu Studio, en una laptop con la cual trabajo actualmente), el sistema operativo cargó rápidamente y me di cuenta que podía trabajar mucho mejor que antes: ya no sufrí de nuevo por computadoras lentas que se “congelan”, sino todo lo contrario. Obviamente con el tiempo ha perdido un poco de rapidez, casi insignificante, pero no tanto como solía pasarme cuando utilizaba Windows. Tampoco afirmo que este sistema operativo no sirva para nada (todos tienen sus ventajas y desventajas), sino que en cuanto a rapidez, considero a Linux como el mejor.
Otra característica de Linux que me impresionó cuando lo supe es que es totalmente libre de virus, así que no necesita de antivirus para brindar seguridad al usuario. Por tanto, Linux es completamente seguro y confiable en este aspecto, y en lo personal, me ha dado tranquilidad de que mi computadora nunca se infectará de virus informáticos.
Ya que estudio licenciatura en comunicación, suelo utilizar de vez en cuando programas especiales para imágenes, audio, video, entre otros (además de aquellos programas de oficina, para escribir documentos, crear hojas de datos y presentaciones). Fue en ese momento en que me di cuenta que todos esos programas (o la mayoría) que solía usar en Windows tienen su “equivalente” para Linux, por lo que un reto personal fue comenzar a familiarizarme con dichos programas. Les puedo contar a manera de resumen: en Windows solía utilizar el programa “Adobe Audition” para editar audio y ahora utilizo “Audacity” en Linux; para editar imágenes, en Windows utilizaba “Adobe Photoshop” y ahora utilizo “Gimp” en Linux; en cuanto a edición de video y animación, en Windows utilizaba “Adobe Premiere” y “Adobe Flash Professional”, respectivamente, y ahora en Linux puedo utilizar “Blender” para ambas cosas (no soy profesional en el uso de este programa, aunque es posible realizar tanto animación como edición de video, como mencioné en mi primer artículo); en cuanto a diseño editorial (lo cual no es parte de mi especialidad), en Windows se puede utilizar “Corel Draw” o “Adobe Illustrator”, mientras que en Linux se puede utilizar “Inkscape” (el cual he estado aprendiendo por mi cuenta); y por último, pero no menos importante, en Windows solía usar “Microsoft Office (Word, Excel, Power Point, etc.)” y en Linux ahora utilizo simplemente “LibreOffice”.
Considero que en un mes he aprendido y experimentado pocas cosas a comparación de lo que me falta por conocer sobre Linux, ya que no estoy familiarizado del todo con él. Puede que no sea un experto, por ejemplo, en cuanto al uso de programas que Linux me ofrece y que me sirven para mi carrera, pero de una cosa sí estoy seguro: conforme pase el tiempo, seguiré aprendiendo cosas nuevas, pero sobre todo, estoy feliz y satisfecho de haber probado, usado y experimentado este nuevo estilo de vida computacional, esta alternativa que representa el software libre y gratuito, pero sobre todo, haber hecho de Linux una parte significativa de mi vida.
Creo que en específico Ubuntu Studio no necesita estar tan elaborado en cuestión de interfaz, ya que es un distro específicamente para edición, por lo que si vamos a “comparar” Ubuntu sería el distro para ejercer esta comparación.